viernes, 29 de marzo de 2013

Una visión de la Semana Santa desde la izquierda

Como todos los años, en la Semana Santa se produce la ocupación del espacio público por procesiones, nazarenos y cientos de miles de personas. Más allá de que este fenómeno cultural-religioso de masas tiene lugar en distintas partes del Estado español o de Latinoamérica, es en Andalucía dónde adquiere su mayor espectacularidad y apoyo social. En el presente artículo, pretendo hacer un acercamiento al significado que desde mi punto de vista y el de otros autores hacen de esta festividad sus propios participantes, así como un análisis desde la izquierda de dicho fenómeno. Dicho análisis no niega la necesidad que desde la izquierda planteemos alternativas a la misma, siempre acercándonos a las personas que masivamente siguen la Semana Santa “clásica” desde el respeto y buscando las contradicciones que como en otros aspectos son comunes a las clases populares.

¿Fiesta religiosa y de élites?


Como muchos amantes de la Semana Santa afirman, el elemento religioso es uno más, pero ni mucho menos el único ni el más importante. Los habitantes de Andalucía según diversas encuestas no son ni más ni menos creyentes que otros habitantes del Estado; el compromiso con la Iglesia Católica no suele ir más allá de las bodas (cada vez más en declive), bautizos o comuniones. Es mas, gran parte de los y las apasionadas de la Semana Santa reniegan de la Jerarquía Eclesiástica, así como de la oposición de la misma a cuestiones como el derecho al aborto o la ley de matrimonio homosexual.

Asimismo, en numerosas ocasiones son cuestionadas las posiciones de las juntas de gobierno(jefaturas de las hermandades), como han sido ejemplos en los que algunas juntas, a través de los pregones han intentado dar una imagen monolítica de la posición de la hermandad sobre determinados temas (siempre desde un punto de vista conservador) o la negación de muchas de ellas a la participación activa de las mujeres en las juntas o como costaleras (las personas que cargan las imágenes religiosas, que en la inmensa mayoría de los casos son hombres).

¿Pero por qué aunque existen estas fricciones o desacuerdos este fenómeno tiene tal apoyo? Lo que se desprende de lo comentado anteriormente es la ausencia de una preponderancia religiosa “oficial” en la misma. Tampoco puede hacerse desde una interpretación simplista del gusto del pueblo andaluz por la misma cayendo en tópicos discriminatorios como tachar a este pueblo de inculto o atrasado y amante únicamente de la parte folclórica de la fiesta. Como otros encuentros de masas (como puede ser la pasión por el fútbol), se produce una reafirmación colectiva, fraternal, frente a la alienación e individualismo que el funcionamiento capitalista hace padecer a los y las de abajo. Pero únicamente con ello no podemos explicar la pasión de un pueblo como el andaluz por la Semana Santa, tenemos que contar también con el hecho identitario y de pertenencia a la cultura andaluza con la que el pueblo la identifica, hecho que se manifiesta por ejemplo en las saetas, canciones flamencas dirigidas a los pasos.

Por último, el ambiente comentado de encuentro, de hermandad, etc. concuerda con los deseos de igualdad y de búsqueda de un mundo sin opresión que conviven junto con valores propios del capitalismo en los deseos de las clases populares.

Ni idealización ni demonización


En líneas anteriores he tratado, desde mi punto de vista, de hacer una explicación del significado de dicha fiesta para sus participantes, así como del éxito de la misma. No niego la dimensión de discriminación, de machismo, de diferenciación de clases que conviven en esta fiesta junto con otras visiones contradictorias, al igual que otros fenómenos culturales-religiosos de masas. Lo que he pretendido en dicho artículo es no caer en una visión simplista de la misma, como es el análisis o reacción expresada por parte de la izquierda y de cierta intelectualidad a la misma, juzgándola como fenómeno de preponderancia de elementos reaccionarios (por la implicación activa de la Iglesia Católica) o ver a los participantes o seguidores de la misma (que digámoslo, tiene mucho éxito entre las clases populares) como meros borregos sin capacidad de análisis crítico.



La necesidad de alternativas


Por último es preciso desde la izquierda la proposición de alternativas. Aunque he comentado que cuenta con un apoyo y participación masiva, no significa que desde la izquierda nos resignemos a dicha realidad. Es necesaria la construcción de alternativas, para romper la hegemonía (en gran parte opresora) de la Semana Santa y aprovechar los días de fiesta para ganar gente a posiciones más avanzadas. Un ejemplo de ello es la Semana por la Paz celebrada desde hace varios años en Marinaleda, dónde en Semana Santa tienen lugar charlas, conciertos y distintos actos desde un punto de vista alternativo, saliendo así mismo en el pueblo algunas procesiones como en cualquier Semana Santa “clásica”. Acontecimientos de este tipo serían perfectamente asumibles por la izquierda institucional en numerosos lugares, así como, y es más importante, si la izquierda alternativa estableciera también agendas unitarias en estas fiestas.


Artículo publicado en la web de En lucha, www.enlucha.org

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